lunes, 23 de julio de 2012

La lengua como llave


Un vínculo directo con nuestro mundo interno.


Del texto ESCRITOS, de Fedora Aberastury



Una noche, en medio de la disciplina de mi trabajo, un temblor general, un movimiento vibratorio muy intenso, casi doloroso pero que al mismo tiempo me traía una gran alegría, me anunció que un gran momento había llegado.

Imagen del Libro Rojo de Jung
Efectivamente. de pronto sentí que mi lengua tomaba cuerpo, y estaba mas grande y musculosa.  Comprobé que toda la zona de las vértebras cervicales estaba relajada, Se habían abierto espacios del cuerpo que permitían despertar otras conciencias. La lengua se mostraba como una realidad indiscutible con su presencia: se había relajado en su base y yo respiraba desde más adentro. 
Cobró fuerza, Se instaló un poder  en ella. Se hizo consciente su presencia, Dijo: "Aquí estoy". La palabra empezaba a salir  viva desde esta nueva lengua. (...) La lengua consciente permitió mover fuerzas que son de la naturaleza misma: Las fuerzas de puje. Estas fuerzas se expanden  por todo el organismo con movimientos de gran vigor que nos vienen de una nueva concepción desde donde podemos pujar sin empujar.

A partir del uso de la lengua, una fuerza fue actuando entre vértebra y vértebra, hasta lograr que las articulaciones de la columna vertebral  empezaran a abrirse, permitiendo el deslizamiento de un fluido magnético que llegó hasta el cóccix. De este modo se rescató el peso del cóccix, un peso inherente al mundo animal, al cual también pertenecemos. 

Los espacios se fueron abriendo y abriendo, como una hermosa canción. Los huesos se podían mover desde el lugar mismo de su articulación. Cada vez más fue creciendo en belleza la coreografía de los movimientos para la vida. (...)

Sabemos que la lengua es un músculo profundo: en ese misterioso mundo de interrelaciones que existen. la lengua apareció cuando centros y energías profundas se liberaron por los movimientos con que la musculatura empezaba a desbloquearse. 

La lengua pronto se convirtió en una metáfora: era la llave, portadora de un lenguaje nuevo, no casual. La fuerza pujante para una historia distinta, como si un hombre más capaz fuera a surgir con la fuerza que tiene el niño al nacer. Las fuerzas, que rigen en ese instante de puje  sin empujes ni agresiones. Así pienso que deberá ser el hombre que se acerca a otro siglo para tener con qué resistir a la realidad avasallante que le tocará vivir.

2 comentarios:

  1. Me encantaría conocer más y practicar el método. Muy interesante, gracias.

    ResponderEliminar
  2. A mi tambien! Es maravilloso descubrimiento.GloriaH

    ResponderEliminar